JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 28/11/2010

El segundo de los conciertos dedicados por el Festival de Jazz de Granada al jazz granadino, como el de la Granada Big Band, fue una buena referencia para constatar el excelente nivel que vive esta música en la ciudad. PARKERLAND ha pasado de ser un proyecto dubitativo (como casi todos los que se montan, tristemente con más ilusión que horizonte real) como el que se estrenó en el festival Jazz en el Lago el año pasado, a ser una gran banda de nueve miembros, diez con Perico Sambeat como invitado (¿"deceto" o "doble quinteto"?) y una entidad importante. No es fácil que con un panorama cada día más escaso de trabajo, un proyecto de equipo se consolide, así que los de Parkerland se han hecho acreedores de todo el reconocimiento por el esfuerzo invertido en que varios miembros sean un grupo, y estable, ya que la suma no siempre llega más allá de juntar unidades.

Musicalmente irse a Parker, que es como la Biblia, tiene su aquél, ya que o se hace excepcionalmente bien o mejor quedarse en casa. Con la amplitud de enfoques que aporta esta plantilla, cabe señalar que salen airosos gracias a unos arreglos vistosísimos, dinámicos y hasta divertidos, y que en directo son muy resultones. Claro, que siempre en manos de un equipo que en todas las líneas tiene individuos de reconocible entidad, y para más se traen al extraordinario Sambeat, remando a la par cuando toca y siempre impresionante como solista: ¡es increíble la facilidad y naturalidad con la que toca este hombre (aunque por cortesía, nos perdimos gran parte de lo que Antonio González es capaz de hacer, que es mucho).

Subrayando que lo importante de esta gente es la piña y su funcionamiento engranado, hay que destacar puntales como el buen personalísimo trabajo de Eneko Alberdi, (que con Ben Lior ha oxigenado el anquilosado ambiente local en su instrumento) con orgánica digitación sin púa, la belleza de la flauta cuando sopla Valentín Murillo. Hay que llamar la atención sobre el arrojo tórrido de Pepe Viciana en el tenor y el siempre empujador Sergio Albacete en el barítono, y señalar al gran Julián Sánchez, que saca petróleo con la trompeta. Son nueve, pero parecen muchos más; y aquí calidad y cantidad sí importan.