VALLE  |  Madrid, 14/10/2020

Reconozco que, a veces, parezco tonto. Resulta que, hace unos 4 años, me encontré con Javier Andreu, el cantante de La Frontera, en transporte público y lo único que sé me ocurrió decirle fue: ¿qué haces tú en el metro? Él me miró sorprendido y estoy seguro que en la punta de su lengua apareció un "a ti qué te importa", pero, claro, supongo que su cerebro debió pedirle calma y recordarle que, tal vez, se trataba de un fan abrumado. Entonces, con media sonrisa, me respondió: "pues voy a comprar vino". Yo, que seguía anonadado, solo acerté a pronunciar un "ahh, vale vale" que, penosamente, sonó a que le daba permiso para continuar.

¡Qué desastre! Podría haberle dicho que me sé todas las canciones de sus 4 primeros LPs, que fueron mi grupo referente y que gracias a ellos pude descubrir a tantas otras bandas con las que se forjó mi personalidad. Sin embargo, como lo tengo idolatrado, me sorprendió verlo allí y mi mente se nubló. Confieso que, para mí, hubiera sido más natural ver cómo cortan la Gran Vía y que una diligencia ornamentada de calaveras y tirada por seis caballos locos a las riendas del señor Andreu pasa a toda velocidad con el noble y único pretexto de ir a comprar vino. Sí, hasta ese punto llega mi devoción.

Por este motivo, no puedo evitar la emoción al escuchar el aire fronterizo de 'Aguardiente', el impresionante último single del reciente discazo llamado 'Víctimas del sueño americano' de mis psicólogos: la banda madrileña DESVARIADOS. Psicólogos que siguen empeñados en apagar mis llamas con más fuego y regar mis raíces con gasolina para convencerme de que no estoy loco si mi locura, a pesar de los tiempos, sigue siendo el rock.

Con 'Víctimas del sueño americano', Desvariados se convierte, sin duda, en la banda que mejor defiende nuestro rock de siempre. Mucho más compactos y maduros, han afilado con ahínco sus guitarras para ofrecernos un enérgico trabajo con composiciones exquisitas tanto en la visceralidad de sus letras como en los imprevistos arreglos que no os dejarán indiferentes.

Así, no podréis dejar de mover el pie con la reivindicativa 'Valientes al volante', os deleitaréis con el giro melódico de la desesperada 'Besa mi calavera', aceleraréis sin daros cuenta mientras conducís cuando escuchéis la canción homónima al álbum, os volveréis a regocijar con un rockabilly salvaje como 'Amoniaco destilado', os sorprenderéis con la pegadiza 'Tu último intento', os mantendréis en suspense con la sexual 'Su dictadura animal', alucinaréis con el punteo guitarrero de Víctor Gras que ralla lo psicodélico y que, como la canción, a veces es 'Demasiado acelerado', seguiréis los consejos de la más diferente al rabioso estilo de la banda 'Muévete en la oscuridad', me daréis la razón cuando volváis a recordar a La Frontera con 'Mejor será olvidar' y, por supuesto, os emocionaréis con 'Todavía', el conmovedor tema que nos regala, cantándolo solo con su guitarra, Adri Díaz, la carismática alma y el descarado líder de esta banda.

Junto a los mencionados Víctor y Adri, Desvariados, actualmente, se completa con los siempre potentes Edgar Castejón al bajo y la reciente incorporación Fabio Vázquez a la batería que no llegó a grabar este disco ya que lo hizo el anterior baterista Javier Martínez.

En definitiva, con trabajos musicales como éste, sumado a su, ya demostrada, atrevida actitud, energía y saber en las tablas; no me extrañaría que, al encontrarme con Desvariados en el metro, me sorprendan y me desconcierten tanto como para asaltarles con alguna pregunta estúpida. Pero... qué le voy a hacer. Reconozco que, a veces, parezco tonto.