VALLE  |  Madrid, 12/04/2019

Hay que estar loco para no ir a la consulta de los psicólogos de vez en cuando. De allí salgo con menos problemas, más vivo, más contento, más libre y más lleno. Ellos parecen conocerme y me dan lo que necesito. Ordenan mi cabeza y lo hacen con autenticidad, con fuerza, con ingenio, con pureza y sin artificios.

Mis psicólogos son DESVARIADOS, la banda de rock madrileña que me sana la mente y el espíritu. En mi última cita el pasado sábado día 6 de abril en la consulta de la sala Mon Live de Madrid, me atendieron primero otros que también supieron tratar mis paranoias mentales con buen Rock.

CALIBRE 91 abrieron el espectáculo con solidez y energía. En tres cuartos de hora casi nos presentan la totalidad de su primer disco, 'Siempre me engaña el rock and roll'. Todo el público celebró, bailó y participó de su gran directo cantando temas como 'Mi debilidad' o 'Me lo he pensado mejor' que fue uno de los momentos culminantes de su actuación porque la concurrencia respondía bailando el pogo y Calibre 91 replicaba después sin música con un juego a tres voces que nos encantó. Sin duda, otro gran momento fue el bien elegido y formidable final cuando sonaron las cañeras 'Me crié en el asfalto' y 'Whisky Bar'. Así, la banda liderada por los hermanos Gómez con la gran personalidad de Sergio a la voz y el saber de David a la guitarra, acompañados por Felipe Benavides al bajo, David Arcos a la batería y Alejandro Zapata a la otra guitarra, dejaban muy buenas sensaciones y un ambiente cargado de energía que, como podéis imaginar, Desvariados supo aprovechar para ofrecernos, tal vez, el mejor concierto que han dado hasta la fecha. Con la justa arrogancia de su oscura alma rockera, el carisma natural de un líder y la bravura de un animal de escenario, Adri Díaz se metía a todo el público en el bolsillo y dirigía una banda que no para de crecer en contundencia, presencia y magia. Una banda de rock que ha dado un salto evolutivo con la incorporación del frenético guitarrista Víctor Gras y que crece en solvencia gracias a su sólida base rítmica con Javier Martínez a la batería y Edgar Castejón al bajo.

Mis psicólogos Desvariados decidieron empezar practicando terapia de choque con 'El último blues sincero' y 'Desayuno fuerte' antes de que sonaran los ritmos rockabillys de 'Gente inteligente'. Después, siempre en progresión, iban recorriendo todas las canciones de su álbum 'Café Caimán' con un público muy implicado que disfrutaba de un directo extraordinario y de la frescura sanadora que mis psicólogos derrochaban. Destacando, también, su tema romántico-sexual 'Escúpeme', Desvariados consiguió que la concurrencia cantara su nueva canción 'Pantera' tanto como las antiguas y conocidas. El ambiente ya era festivo cuando versionaron a Joaquín Sabina con 'Conductores suicidas'. De esta manera, nos preparaban para un final espectacular. Víctor y Adri intercambiaban magníficos solos de guitarra, todos los asistentes se sentían parte del grupo y saltaban o aplaudían al compás de 'Vamos a pelear' y 'Esta es para ti'. Con su emblemática 'La chica de Dylan' en la que intercalaban compases del 'Sultans of swing' de Dire Straits antes de que Javier Martínez extrajera todo su potencial a los timbales, intentaban el imposible de poner fin al concierto. Por supuesto, su público no les dejó y tuvieron que volver a las tablas para enloquecernos y terminar en todo lo alto con 'Mamá, me quiere matar', 'Camina solo' y 'A mil kilómetros'.

Tras verlos y escucharlos, uno sale recargado y dispuesto a comerse el mundo. Los problemas que nos atormentan pasan a ser livianos y fácilmente solucionables. Por eso, además de disfrutar de su música y de su gran actuación escénica, hay que estar loco para no ir a la consulta de mis psicólogos Desvariados de vez en cuando.