DANI ILLANA  |  Martos (Jaén), 14/08/2010

Son ya seis las ediciones que trae en sus espaldas en VÉRTIGO ESTIVAL, un evento que pese a tener un carácter humilde no renuncia a crecer y a tener lo mejor posible, adaptándose, no podía ser de otra manera, a sus posibilidades, modestas pero capaces, como ha demostrado la inclusión de una banda como The Weddnig Present (en la foto) en su cartel. Vértigo Estival siempre ha sabido elegir buenos carteles y sobre todo ha tenido la coherencia como faro, eso le ha hecho ser un evento reputado y respetado.

La de este año ha sido una edición de novedades, se han abierto a otras formas artísticas, como el cine, se ha prolongado la duración a dos días y se ha apostado por un grupo "pata negra" para cerrar el cartel. Hace dos años Paul Collins abrió el escenario marteño a los artistas internacionales y este año la banda de Leeds lo ha hecho con las bandas de primerísimo nivel. Y es que, aunque creo que no se ha tenido demasiado en cuenta, la presencia de David Gedge y los suyos suponía un acontecimiento cultural de primer nivel, posiblemente el más grande vivido en la provincia, a nivel musical, desde el concierto de John Mayal, puede que incluso el de Bob Dylan, mucho más que el de Ryuichi Sakamoto.

En cualquier caso unos cuatrocientos privilegiados tuvieron la oportunidad de disfrutar con esta actuación que se sumaba a un más que interesante cartel. Este año el Vértigo se adelantaba hasta el viernes para comenzar con la proyección, en el teatro municipal de Martos de 'Buzos haciendo surf', el documental de Rogelio Abraldes sobre Surfin' bichos, en el que a través de su último concierto se reconstruye la historia de la más rara de todas las raras avis del indie nacional. Para culminar una noche dedicada a Fernando Alfaro, nada mejor que un concierto suyo; el albaceteño se acercó al público en un concierto íntimo y acústico.

A mediodía del sábado se retomaba la acción con un concierto de Montevideo, los sevillanos, respondiendo a ese nuevo slogan que se apuntan, más banda que nunca, basaron su repertorio en las canciones de 'Vértigo y euforia', su sorprendente y muy guitarrero nuevo trabajo. Cumplieron con creces en una tarde muy calurosa y ante un público muy distinguido, entre ellos Gedge y Alfaro. El mejor momento llegó con 'Orillas plutonianas', una canción que tiene una fuerza demoledora. Fue un espectáculo muy particular no sólo por la hora, sino también por el hecho de que al mismo tiempo se producía una degustación de arroces (muy buenos, por cierto) que no hacía, sin embargo, que se perdiera un ápice de atención sobre lo que ocurría en el escenario. A eso de las cuatro hubo descanso hasta la noche, que se prometía larga. Había que buscarse formas de pasar la tarde y una de ellas era ver el partido del equipo local de fútbol.

A eso de las once y media de la noche, en un escenario que se está convirtiendo en una cita obligada cada verano, la caseta municipal de Martos comenzaba una larga noche de rock con la actuación de Klaus & Kinski. El sexteto murciano volvió a dejar muestras de su capacidad sonora, que se manifiesta en canciones que se mueven entre lo heterodoxo y el pop de manual. 'Tierra trágalos' es un disco menos directo que 'Tu hoguera está ardiendo', por eso siguen apoyándose mayoritariamente en su primer trabajo en los conciertos, por eso y porque canciones como 'Nunca estás a la altura' o 'Crucifixión, la solución' forman parte ya del patrimonio pop de esta década que se acaba. Marina volvió a cantar con su inigualable languidez (momento álgido con su 'Ritmo de la noche') y sólo algunos inexplicables tiempos muertos siguen lastrando sus interpretaciones, que por lo demás se mueven entre lo destacado y lo imprescindible.

De forma totalmente diferente afrontan sus conciertos Gedge, Ramsay, Layton y de Castro: no dan ni un segundo de tregua y enlazan un clásico con otro clásico. Su música es referencia para todos los amantes del pop de guitarras, que ellos hacen no sólo con maestría, sino también con rabia y velocidad, como se hacían estas cosas antes. Han pasado más de dos años desde la publicación de 'El Rey' y eso hace que no haya tantas urgencias en dar a conocer nuevas canciones, por ello el concierto tuvo una magnífica abundancia de canciones de 'George Best' y 'Bizarro', sus discos de referencia; al hacerlo demostraban que canciones como 'Brassneck' o 'Kennedy' han envejecido casi tan bien como ellos, a los que se les vio en una forma extraordinaria. Después de más de hora y media de set, se despidieron entre unos merecidísimos aplausos.

El momento fue entonces para los vizcaínos We are standard, una de las bandas más divertidas que se pueden ver en directo. Si no se les quita ojo se puede ver a un quintento que funciona con una precisión de reloj suizo y una contundencia de buldozer, pero lo mejor es dejarse llevar por el ritmo de los de Getxo y bailar hasta que los huesos se descoyunten. Tocaron, como ya es habitual, su disco homónimo de principio a fin y demostraron que pueden sonar igual de bien sin necesidad de pasar por una larga producción y masterización. "No solemos hacer bises, pero hoy estamos a gusto", fue lo que dijo Deu Txakartegui antes de tocar'The present' para despedirse, junto con la inmensa 'Other Lips, other kisses' y su ya imprescindible versión del 'Waiting for the man', lo mejor de su repertorio.

Tras ellos los Djs locales hicieron que la fiesta se prolongara hasta el momento en que suelen hacerlo estas cosas: cuando la policía llega a cortar la música. La Asociación cultural Vértigo ha encontrado una buena senda y esperemos que sepa mantenerla porque con el de este año han convertido a su festival en un referente provincial; lo siento por los amantes del funk, pero se equivocaron de lugar.