JUAN JESÚS GARCÍA   |  Granada, 18/09/2018

Hace algunos años, en una de esas fiestas-festivales de la cervecera Alhambra, y precisamente bajo la fortaleza nazarí, compartieron escenario Alonso Díaz y la mediana de los Morente. Pasado este tiempo se han vuelto a encontrar para diseñar el segundo disco propio de Soleá, incorporándose además con su banda como soporte en directo. En la Copera -llena hasta tener que respirara aire ya usado- hicieron las presentaciones granadinas, muy demoradas tras una gira que por el norte llegó hasta Berlín.

En este tiempo Díaz se ha dejado ver como un geniecillo de la composición, en arreglos y el desprejuicio, cualidad esta última al que no será ajeno el punto disparatado de Lorena Álvarez, la alegría de la huerta y del secano. Alonso tiene un mundo propio, a veces muy simpáticamente kitsch, que ha contagiado a Soleá quitándole gravedad y aligerando su trascendencia, hasta ser a ratos una "chica disco": verla con una caricaturesca cresta punk de rulos ya condiciona visualmente la parte más festiva de su concierto.

A la Copera llegó con un bandón, los Napoleón Solo, la guitarra de Eduardo Spin (luego se añadió su hermano) y el trío "lolayló": Lorena, Rocío Morales y Remedios "La Negri". Pero sobre todo llegó SOLEÁ MORENTE, que no es una afirmación de perogrullo, ya que ha dejado de ser una corista de sus propios conciertos. La Soleá de la Copera pisa fuerte el tablero, explota su sensualidad, su potente expresión postural, domina su entorno escénico y canta con seguridad hacia afuera.

Tras pasar por las plataformas sonoras de Planetas y Lagartija Nick, y ahora la de Napoleón Solo, la cantante tiene varios registros sonoros que hacen su concierto muy variado (otros dirán que disperso) y que se consume con gusto. Y el tiempo pasa rápido.

Su equipo la sigue en intenciones, desde el psicofolk de 'La Ciudad de los Gitanos', la planeadora 'Dormido', la tensión poética de 'Esta no es forma de decir adiós' (en ese tono faltó su sugerente versión de 'Palabras para Julia'), el gabinetísimo pasodoble de Luis Troquel 'Suelo español' que es digno del disco que Aute le dedicó a Forges, el retrotecno a lo Jeanette (¡a la que se parece hasta físicamente!) de 'Anoche me preguntabas', el punto nonaino bailable de 'Ole lorelei'... Hasta la parte final ya de desparrame disco-dance total, que aprovecharon los secundarios para colar su paródica 'Lolailo Carmona' a mayor gloria de los hermanos Gibb.

Hacer una soleá de Bernarda de Utrera con autotune solo se le puede ocurrir a un Morente; y ya en los bises, ofrecer su paterna 'Estrella' con Alonso sosteniendo el tema con un punteo continuo podía haber sonado en el festival de Woodstock perfectamente. Memorable.