ÁFRICA LUNA  |  Madrid, 14/02/2018

La sublime obra 'RE CORDIS (UN VIAJE DESDE LA MENTE AL CORAZÓN)' es de las que toca el alma, te hace reflexionar, reír y sentir una pena profundísima. Es un recorrido por nuestra mente, nuestros sentimientos; cómo, cuando perdemos los recuerdos, perdemos nuestra identidad, nuestro pasado y parte de nuestra vida. Podremos disfrutar de esta obra en el Teatro De Las Culturas de Lavapiés hasta el 4 de marzo.

Somos recuerdos y una situación traumática puede borrar nuestro pasado. No podemos escoger qué se queda y qué no. Alberto Amarilla está soberbio en su interpretación de un hombre que no sabe quién es, moviéndose a través de esos personajes que son sus recuerdos, derrochando talento. Es impresionante la enorme capacidad que demuestra tanto en el maravilloso uso de la voz, los gestos, la postura o el movimiento para defender y diferenciar cada recuerdo que va pasando a una velocidad de vértigo. El coreógrafo y asistente de movimiento Alberto Arcos con el propio intérprete hacen un fascinante trabajo que ayuda a situar a los distintos personajes, todos ellos interpretados por un actor en estado de gracia y una estupenda voz en off de Nuria Gago.

Un hombre se despierta sin saber quién es ni dónde está. Sabe que es actor y según las nuevas teorías de la neurociencia solo volviendo a conectar los pocos recuerdos que tiene logrará saber quién es. Los caminos de la mente son insondables y no elegimos nuestros recuerdos. Por eso, podríamos haber olvidado a nuestra esposa; sin embargo, quizás podemos recordar a nuestra profe del insti porque era muy rancia o algún personaje literario que hayamos interpretado. Y mientras debemos soportar el dolor de no saber cómo me llamo o quién es esa que dice ser mi hija, estoy atrapado en mi olvido.

Sergio Rubio acompaña a Mabel del Pozo y Alberto Amarilla en la complejísima dramaturgia. La iluminación de Judit Vicente, los espacios de David y Jose María Flores, la fotografía de Moisés Fernández y el acertado vestuario forman un perfecto mecanismo al servicio del arte. Lui Talavera ha devuelto al teatro su magia con una aparente sencillez de escenografía. Un completo trabajo en equipo que no podría tener mejor resultado-recompensa que el placer de disfrutar como espectador de esta maravilla que te deja una huella imposible de describir con palabras.