MARTIN PAGE  |  Madrid, 10/02/2018

Paul Thomas Anderson sigue siendo (extrañamente) un director desconocido para el gran público, probablemente porque, entre otras cosas, no dispone de un sello cinematográfico tan distintivo y reconocible como el de otros recientes colegas de profesión (Tarantino, Wes Anderson...) mientras que para la comunidad cinéfila cada estreno de este autor se convierte en un acontecimiento artístico recibido con alegría y mucha expectación.

Y tampoco es de extrañar que él y Jonny Greenwood (guitarrista de Radiohead) hayan establecido una estrecha y maravillosa relación cinematográfico-musical durante sus últimas cuatro películas, ambos artistas son autores comprometidos en sus respectivos proyectos artísticos, son tipos que constantemente arriesgan y huyen de lo obvio, buscan nuevas formas y se empeñan en hacer algo distinto y diferente.

Afortunadamente todo esto vuelve a suceder de manera evidente en el nuevo trabajo del guionista y director californiano: 'EL HILO INVISIBLE', una pequeña (e inmensa) joya de cámara intimista donde Paul Thomas continúa forjando su leyenda cinematográfica a base de talento y buen gusto. Una película de esas en las que parece que no pasa gran cosa pero en la que están pasando cosas constantemente, simplemente hay que prestar atención a la infinidad de detalles que pasan por nuestro ojos. Su último film se revela como una joya delicada y subersiva, con una puesta en escena exquisita en la que confluyen referencias de maestros como Hitchcock, Kubrick e incluso de novela de Henry James pero sin caer en el pastiche referencial y revisado desde una perspectiva más actual y postmoderna mientras todo se mueve suavemente al ritmo de un vals envolvente de película de Max Ophuls.

Mención aparte merece Daniel Day Lewis. Un actor insólito que ojalá no se jubilase nunca y que recrea con su gran talento habitual a Reynolds Woodcock, un diseñador de ropa (inspirado en la figura de Cristóbal Balenciaga) de carácter autoritario, caprichoso y despótico que verá como su mundo salta en pedazos con la entrada en escena del personaje redentor y protofeminista de Alma (inmensa Vicky Krieps) desencadenando una relación sadomasoquista necesaria y equilibrante.

Así pues, queda por comprobar si 'El hilo Invisible' y sus recientes seis nominaciones a los Oscar acercarán al gran público la obra del director estadounidense porque desde luego se lo merece por méritos propios.

Eso sí, quien espere una película de género, un melodrama de alto voltaje o una historia de amor convencional y épica saldrá defraudado, este film es todo eso y mucho más y además encierra un sinfín de detalles sugerentes para el espectador. Aunque a simple vista no lo parezca.