LUISMI OCHOA  |  Jaén, 11/12/2017

Lynne Ramsay vuelve a la carga con una estupenda propuesta. Tras 'Tenemos que hablar de Kevin' alguien podía esperar que quizás no volviera a sorprender tanto... pero lo ha logrado.

Un thriller diferente, en el que todo su metraje está basado en la representación física y del terreno psicológico de su personaje atormentado pero llevado al límite sin estridencias de una manera fascinante.

Con un gran guion basado en la novela de Jonathan Ames, su directora mantiene al espectador en su butaca, apoyándose en una narrativa brutal y en esa interpretación de un fantástico (de nuevo) Joaquin Phoenix, que interpreta a un exveterano de guerra, y todos los pensamientos personales que a este invaden, con una violencia nada glamurosa.

Se trata de un hombre rasgado tras una guerra y que acepta esa violencia de una manera natural, viendo lo podrido de la sociedad que nos rodea, convirtiéndose en una especie de Ronin contemporáneo, eso sí, con un código que lo mantiene cuerdo, y cuya misión será la de rescatar a una joven de una red de prostitución infantil.

Solamente decir que su directora, desde el principio, sólo pensó en Phoenix para este papel, y cierto es que está soberbio, como demuestra su premio al mejor actor en Cannes.

Y es que esta cinta rezuma una atmósfera alucinógena y muy violenta, y gran parte de ese efecto es gracias a la interpretación de este gigante de la pantalla que es Phoenix y a esa gran B.S.O. compuesta por el guitarrista de Radiohead, Jonny Greenwood.

La recomiendo a un público que quiera apreciar eso de "menos es más", ya que 'EN REALIDAD, NUNCA ESTUVISTE AQUÍ' demuestra esta frase, consiguiendo transmitir una gran potencia expresiva sin tantos artilugios y mandando un directo brutal al espectador, que no podrá apartar la mirada ante esta magnífica película.