ÁFRICA LUNA  |  Madrid, 08/02/2018

'JUGUETES ROTOS' es el viaje de Mario a su infancia, pero también es el viaje de todos nosotros a la sociedad de los años 60, a una España donde no había "maricones". Enseña la dureza de no poder mirarse al espejo porque ya no tienes identidad, la has tenido que enterrar en la tierra de tu pueblo, ese que añoras y odias a partes iguales.

El Teatro Español tiene en cartel 'Juguetes Rotos', la obra de Carolina Román en la Sala Margarita Xirgu hasta el 4 de marzo. El jueves 15 de febrero habrá un encuentro del equipo artístico con el público.

Nada más ver el revelador cartel de Sergio Parra podemos adivinar la fuerza de la obra. Todo está cuidado al detalle, la acertadísima escenografía de Alessio Meloni junto con el diseño sonoro de Nelson Dante y la luz de David Picazo crean una versátil y evocadora atmósfera dificilísima de conseguir. Vas del pueblo a la ciudad con una veracidad que despierta hasta los olores.

La llamada que anuncia la muerte de su padre, hace que Mario recorra su infancia, adolescencia, juventud y madurez por los distintos lugares, personas y situaciones. Partiendo de la obsesión del personaje principal, encarnado por Nacho Guerreros, con los pájaros, con la libertad que no tiene, vamos viviendo el modelo de macho, el papel de la mujer y lo que se espera de un chico de pueblo. Con un gran trabajo de vestuario e interpretación, el equipo logra reflejar las personas más importantes de la vida de este pobre niño que quiere ser niña.

Kike Guaza, imponente sobre su personaje de Dorín, nos acerca a la hipocresía de una sociedad que cambiaba radicalmente su pensamiento de cliente a torturador en cuestión de horas. También interpreta con majestuosa soltura cualquier personaje de este viaje catártico en la vida de "Marión".

El espectacular trabajo de vestuario de Cristina Rodríguez y Unai Mateos sabe captar perfectamente la esencia de cada personaje tanto con un simple detalle como con un deslumbrante conjunto de vestido y zapatos.