JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 22/11/2011

Fernando Wilhelmi es un entusiasta de la música afroamericana, en su variedad sureña, la de Brasil, del centro la sabrosa cubana, y del norte el jazz. Todos sus muchos combos han frecuentado esas orillas, y ahora que ha puesto en pie con esfuerzo y dedicación su propia Big Band no iba a ser menos. Y ya desde el nombre lo deja claro.

Una Big Band es siempre una escuela, hasta para los músicos de mayor nivel. Además de las referencias clásicas como las formaciones lideradas por Duke Ellington o Count Basie, muchos grandes de hoy (sin ir más lejos Antonio Hart hace unos días) recuerdan su paso por la mítica "All Star" de Dizzy Gillespie, entre otras agrupaciones inolvidables. Además, el sonido de una gran orquesta es la puerta de entrada para aficionarse a esta música, un interés inicial que suele convertirse en devoción.

Ese entusiasmo es el que hace posible que la ORQUESTA DE IDA Y VUELTA del Conservatorio Profesional de Música de Granada exista, una Big Band escuela que con su entusiasmo y trabajo es una pista de despegue para decenas (centenares ya en sus cinco años) de músicos, una fuente de placer para ellos primero, y luego para los oyentes (que llenaron el Teatro CajaGranada). Y en tiempos tan reconcentrados en el presente como estos, hay que elogiar también una opción por el futuro como ésta.

Junto a la "tropa", que son tantos que no hay plazas para todos y se tienen que turnar, de que la Orquesta de Ida y Vuelta es una formación con buen ambiente interno da buena muestra también la cantidad de "amigos" que siempre la apoyan: Miguel Pérez, Pedraza, Lugones y Jesús Santiago, el ubicuo Rafa Martínez, Fernanda Tasia, Alex Oliveira...

Wilhelmi sube y baja por la costa atlántica américana, y por fin añade material propio ('Estéis donde estéis', 'Luna de agosto') al repertorio. Pero aunque citen a titanes como Piazzola o a Jobim, el punto de cocción se lo tienen perfectamente cogido sobre todo a la clave caribeña, por ejemplo a ese nutritivo 'Picadillo' de Tito Puente, casi emblema de la casa, y que fue una fiesta burbujeante de "sabol" y "asucal".