MIGUEL LOPOTT  |  Madrid, 15/08/2011

Posiblemente la obra más conocida de la fábrica Shakespeare, por lo pasional de la trama donde se mezclan los más mundanales sentimientos y actitudes en su cara y en su cruz: amor-odio, amistad-rivalidad, pasión-razón, violencia-ternura, indolencia-deseo, ira-templanza, miedo-coraje, fidelidad-venganza, hombre-mujer y, cómo no, vida-muerte.

Marc Martínez, en su versión teatral, adaptada por él mismo junto a Martí Torras, cambia el orden de opuestos que estableciera Shakespeare y nos presenta su 'JULIETA & ROMEO' donde nos muestra el amor imposible con una visión contemporánea y una marcada huella de igualdad entre géneros que sitúa a una Julieta en un papel preemiente.

La lucha entre clanes, Montescos, al que pertenece Romeo, y Capuletos, con Julieta como su más joven doncella, supone el entorno hostil donde se desarrollan las casi tres horas de tragedia, en la que se vivirán, con tensión palpable, desdichas, combates a florete, debacles y óbitos. Todos conocemos la historia, dos jóvenes enamorados que, a pesar de la oposición de sus familias, enemigas e irreconciliables, apuestan por su amor hasta el punto de casarse de forma clandestina; paro la fatalidad les conducirá, sin ni siquiera consumar el matrimonio, al suicidio.

Marcel Borràs y Carlota Olcina soportan el peso de la obra, Marcel bordando a un Romeo inmaduro y etéreo, envuelto primero en el amor por Rosalinda y seguidamente atrapado sin remisión en la belleza de la Capuleto; Carlota creando los momentos de mayor angustia, sacando de sí toda la energía de una pasión desenfrenada. Marc hace un uso magistral del la fluctuación entre comedia y tragedia y, para ello, tal y como Shakespeare lo concibió, se apoyará en los personajes secundarios, destacando en esta faceta el papel de Mercucio interpretado por Nao Albet y una sobresaliente Amparo Fernández dando vida al Ama.

La escenografía, que se conforma a base de dos estructuras metálicas de varios pisos de altura y móviles, confiere un marcado carácter simbólico a la puesta en escena por su parecido a los nichos de un cementerio. El vestuario, todo en blanco y negro, es un detalle más para reforzar, como hemos dicho, una obra de cara y cruz. La música en directo y multi-instrumental es una genialidad añadida de la mano de Lluis Cartes y se señala como un elemento básico en la ambientación de la obra.

Uno de los montajes más notables y cuidados de la temporada de verano, proyecto de Plateasocial con la coproducción de Grec 2011 Festival de Barcelona y Vania Producciones, para disfrutar en el Teatro Español de Madrid hasta el 4 de septiembre.