VALLE  |  Madrid, 11/02/2018

No me venía bien ese día pero ya teníamos que vernos como sea. Hace más de un año que no nos juntábamos los compañeros/as con las antiguas compañeras/os para comer.

- Valle, tu hijo vendrá, ¿verdad?

- Que sí, que Mario viene. Que ya me lo habéis preguntado muchas veces.

Para este nuevo reencuentro toca el clásico y siempre sabroso cuscus de Lina. Cuando entramos en su casa ya puedo olerlo y, por supuesto, la primera que se me acerca es Geno que, haciendo siempre de madre de todos, me restriega lo cabezón que soy porque ella podía habernos recogido para venir juntos. Seguidamente Blas y yo discutimos sobre lo que pasó el otro día en el trabajo pero, de repente, miro al centro del salón. Maribel está otra vez abrazando a mi hijo y me doy cuenta que Mario está ya tan alto como ella. Sin quererlo, me viene un pensamiento nostálgico... ¡Cómo pasa el tiempo! Todas las que ahora rodean a mi hijo y no paran de besarle, tocarle el pelo, los hombros, la cara... lo han tenido en brazos de recién nacido. Y, mientras Blas me explica cómo hubiera hecho él la gestión del otro día, yo escucho de fondo la mejor música, sus voces: "¡Qué guapo estás!" "¿pero cómo se ponía esta tele?" "¡Seguro que ya tienes hasta novia!" "tío, que no pongas la tele ahora" "¿Quién quiere cerveza?" "¿y cómo van las notas?" "bueno, yo ya lo he dicho. Luego no me voy a levantar más"... También pienso que, en alguna época, he estado peleado con todos ellos pero, por mucho que me esfuerce, no consigo recordar los motivos. Hemos reído, llorado, hemos trabajado duro, nos hemos preocupado, ayudado... ¿En qué instante dejamos de ser compañeros? ¿En qué punto dejamos de ser enemigos? ¿Cuándo dejamos de ser amigos? ¿En qué momento empezamos a ser familia? No lo sé, hemos vivido tanto...

Vivencias, muchas vivencias es lo que respiran las canciones de CARLOS SILES que el pasado dos de febrero se presentaba en la sala ContraClub de Madrid con su último álbum 'Todos mis caminos han terminado contigo'. Quizás, porque respiran vivencias, el ambiente de una sala casi llena era como familiar.

La desgarradora y con una preciosa melodía de bajo 'Los restos de ti' fue una gran elección para abrir el concierto y envolvernos rápidamente en su mundo. A Carlos Siles se le ve tímido pero es un tímido carismático y el público se centra en él mientras afina varias veces la guitarra, confiesa que está nervioso y con su atractivo tono de voz va cantando los temas de su último álbum 'Abril', 'Terrible destino' y 'El gran boxeador'. Después llega la parte más íntima del concierto. Su banda de buenos músicos lo deja solo ante el peligro y vuelan los acordes de la nostálgica 'Barcelona'. Tras 'Barcelona', interpretó tan maravillosamente 'Cenicienta' (el único tema que cantaría de su primer disco 'Cuántas veces habré intentado que juegues conmigo') que, ni siquiera, echamos de menos el violonchelo. Y todo continuaba trascurriendo sin perder esa intensidad mágica cuando íntimamente nos recordó 'Luces van' de su segundo trabajo 'Doce maneras de esperar el final'.

Un lujazo que Carlos Siles tenga en los coros a la cantante Itziar Baiza. Sus voces compactan perfectamente en todas las dimensiones y ella subió al escenario para cantar con el cantautor 'No sin pelear' también de su segundo disco.

El resto de la banda volvió a pisar las tablas y pudimos escuchar 'Berlín (sin ti)' y 'El Reencuentro', de su anterior trabajo, en la que volvieron a brillar los coros de Itziar. Carlos Siles, dando las gracias a la sala, pretendió despedirse con el tema 'La traición'. Pero su público no estaba dispuesto a dejarle marchar y tuvo que volver a subir solo al escenario y empezó a interpretarnos 'Convertirnos en segundos' y, justo cuando nos estaba convenciendo de "que el mundo se puede parar", se produjo uno de los momentos más brillantes de la noche. Sus músicos subieron al escenario en mitad de la canción y envolvieron toda la atmósfera de magia para, sin dejar de tocar, enganchar con algunas estrofas del 'Imagine' de John Lennon y volver al estribillo de la canción. Sin duda, nos hicieron soñar.

Román Méndez, el batería, antes de que termináramos de reaccionar a la sorpresa, empezó a tocar 'Huracán' y el público ya estaba totalmente entregado. Creo que eso era exactamente lo que necesitaba Carlos Siles para hacer que el concierto fuera inolvidable terminando con su hit 'Si tú te vas me voy contigo'.

No podían venirse conmigo mis padres y hermanos. Sus siluetas, conforme me alejaba, se iban empequeñeciendo en la ventanilla de aquel tren que nos separó un frío día de enero del 96. Quizás, aprovechándome de esa conmovedora y desoladora imagen, algunos de vosotros me habéis escuchado vanagloriarme cuando digo que vine solo a Madrid y solo voy saliendo adelante. Pero no. Os miento, me miento. Porque, desde hace muchísimo tiempo, mis compañeros me han protegido, ayudado, comprendido, defendido y amado convirtiéndose, para lo bueno y para lo malo, en una verdadera familia. ¿De verdad pensabais que me iba a olvidar de vosotros en mis crónicas? ¡¡¡Gracias equipo!!!