JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 28/06/2010

Los colombianos ATERCIOPELADOS fueron el centro de la propuesta de este año del explícito Festival de las Músicas de Cúllar, que como viene siendo habitual en las últimas ediciones llenó de público la plaza de la Constitución de la localidad. Nos llegaron como unos 'Calaveras y diablitos' más, pero rápidamente pisaron terreno propio hasta convertirse en un autentico regalo del cielo, por lo que hacen y por cómo. Junto con su compañero Héctor Buitrago, completan la nómina en esta gira un trío con doble percusión, para una mezcla más natural que lo que suelen registrar en estudio.

Y en el centro de todo, del audio y del vídeo, está Andrea, una mujer magnética, siempre cubierta con coloristas vestidos indígenas y que es portavoz de las canciones y también las intenciones. Chamana de la tribu, convoca a los dioses de la selva desconocida a su alrededor para conjurar las malas vibraciones del mundo conocido, y canta, grita, susurra... tan tierna como feroz, según sea el espíritu que la posea. Madre y matriarca, apareció rodeada de anacondas de peluche, (la de Héctor con una bufanda de "La Roja") símbolos de fecundidad, naturaleza y madre selva; aunque ella sí que es una telúrica bicha de escenario: de cerca impresiona.

Pero lo mejor de este grupo no son tanto sus mensajes, agitando conciencias, lamiendo las heridas de la pachamama, gritando contra las fronteras o reclamando la paz, sea doméstica o global, sino que utilizando las armas del "enemigo" ha conseguido llegar y triunfar entre los excluyentes gringos (¡"el monstruo" según escribió José Martí!) si perder un ni un gen de autenticidad. Convencionalmente hablando sus canciones son pop y rock, pero también una patada en la boca para los que entienden que la música "americana" termina en Río Grande. Para grandes ellos, enormes.

Escoltándolos, por delante y por detrás, estuvieron Soldiers y La Troba Kung-fú, y como teloneros virtuales la "big band" de la selección de fútbol.