JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 10/08/2019

Periodista y agitador, chofer de debates con carnet de primera, EDUARDO TÉBAR es un todo en uno a la hora de hablar de música... y de más cosas. Como "prescriptor" de sonidos no tiene precio, y tiene ya a mucha clientela tomando nota de sus sesiones, en las que, con mentalidad global antes de que existiera el término, da la vuelta al mundo en ochenta discos. Atentos: los receta hoy sábado 10 (22h) en el Lemon Rock de Granada.

 - ¿Un Dj también es un músico frustrado?

- Deduzco que asumimos el tópico de que el periodista musical es un músico frustrado. Desde luego, nunca ha sido mi caso. Yo empecé siendo tanto o más admirador y estudioso de ciertos periodistas que de muchos artistas. Dijo Greil Marcus que el mejor escritor norteamericano de los setenta fue Lester Bangs, un crítico de rock. Yo comparto más la idea de Lagartija Nick, cuando cantan eso de que el mundo del rock es un trampolín para los mediocres. En este "totum revolutum" se encuentra el Dj: un entusiasta y a veces sufrido conductor de la noche. Cuando veo pinchar en Granada a Sr. Lobezno, Dj Floro, Enrique Novi, o las "mixtapes" escenificadas de Caballito, pienso que esta gente está fabricando magia. Y no es fácil.

- Como selector de frecuencias, ¿longitudinales, transversales o sigue los cuatro puntos cardinales con su radar?

- Siempre me he identificado con una escuela de periodismo musical en panorámico, que viene de Diego Manrique y que en las páginas del periódico Ideal ha tenido un excelente reflejo en las últimas décadas. Es, además, la manera en que siento la música. A mi edad, absolutamente desprejuiciada.

- Entonces me come de todo, ¿no?

- Sabe usted bien que sí. Todos fuimos fundamentalistas de la guitarra con doce años, que a mí me pilló en plena ola "grunge". Pero incluso entonces me percaté de que había algo en lo latino, en la canción francesa e italiana, en el soul, en lo afrocubano... Era cuestión de tiempo comenzar a abrir todas esas puertas.

- ¿El mundo musical es "mejor" si lo fraccionamos en "tribus" sonoras?

- Lo curioso es que, aunque las tribus, tal y como las conocimos, ya no existen, la era digital ha atomizado la música de tal forma que conviene acudir a esos, digamos, nichos, para encontrar lo que buscamos. Más que tribus, que suena a neandertal y cerrado, me gusta creer que el futuro está en los colectivos, en espacios para respirar y compartir. Está pasando.

- Que son "colectivos" vivenciales y de clase también, ¿no?

- Ser punk o mod en los ochenta podía ser una forma de definirte en la vida. Hoy no son más que flecos estéticos. El rock se ha museificado y la música creativa del siglo XXI está resultando ser una gran miscelánea que recicla el pasado.

- Puestos a elegir... ¿cualquier tiempo pasado fue mejor o solo fue anterior?

- Es un debate interesante. ¿Qué salvamos de hoy? ¿Solo a Rosalía, Drugdealer, Foxygen, Peter Perrett, los Black Keys y Nick Waterhouse? Ocurre que la cantidad de música que se publica es inabarcable. Guardo en una lista secreta en Spotify los discos de 2019 que me parecen de cierto interés. Llevo acumulados más de 700, y ahí no entra el universo maquetero, que ahora está en Bandcamp. Se siguen haciendo canciones fascinantes, pero a menudo hay que sudar para encontrarlas. Quizá sea esta la razón de ser del prescriptor musical en los medios y del selector en la cabina de cara al futuro.

- ¿Ha notado usted ya tras la oreja esa sensación de "déjà écouté"?

- Constantemente. Cuenta el semiólogo italiano Paolo Fabbri que vivimos la era del "remix". Yo me lo tomo como un juego. En mis sesiones me gusta trenzar canciones actuales que guardan un inquietante parecido con otras de hace cincuenta años.

- Diego Manrique decía que pinchando siempre tenía a Bob Marley como solución de emergencia... ¿Cuál es su botiquín?

- Yo me apliqué la lección de Sergio Bastida, que hacía unas sesiones magistrales en Granada y siempre me comentaba que su píldora infalible en caso de alarma era James Brown. Mano de santo. En mis últimas sesiones vinílicas en el Lemon Rock me estoy centrando en el Caribe y en los años dorados de la salsa en Nueva York, que estamos en verano. Pero juego todo lo que puedo y busco conexiones. Se trata de divertirse.

- Y ya que es un agudo observador de la escena local... Con todos vivos y coleando, mójese: ¿Miguel Ríos, 091 o Los Planetas para el trono granadino? ¡Y no me diga que es republicano!

- Pues mire, lo bueno de Granada es que el carácter de la ciudad impide que haya un trono. Tal vez un juego de tronos. Y no voy a soltar un chiste fácil con Boabdil. Yo lo que veo es una sucesión longitudinal desde Miguel Ríos y Los Ángeles. Veo a Antonio Arias habilitando una comunidad indie en los noventa. Veo que los referentes del pop granadino siguen facturando obras de peso y que los jóvenes se abren camino por la tangente. Veo que hay vida más allá y que deberíamos reconocer los dos últimos discos de Eskorzo...