MIGUEL LOPOTT  |  Madrid, 15/05/2011

¿Quién no conoce a Judy Garland?, aquella niña pizpireta que nos impresionó con su brillante actuación en 'El mago de Oz' ('Wizard of Oz') dando vida a la huérfana Dorothy Gale fugada en busca de una vida mejor "en algún lugar sobre el arco iris". El mismo lugar que Judy Garland buscó con infortunio a lo largo de su atormentada vida y cuyo trágico final nos presenta Peter Quilter en este sublime musical.

Natalia Dicenta da vida al fallido intento de Judy, allá por el 68, por renacer de sus cenizas cual Ave Fénix y volver al ser la estrella y diva de antaño. Todo ello con el lastre de una mujer desorientada, sumida en el alcohol y las drogas que contará en su empeño con el apoyo de Anthony, su fiel pianista que con sensibilidad homosexual, admiración y compasión intentará evitar el naufragio; y con la sombra, más interesada que nada en el show-bussisnes, de su pretendiente y último marido Mickey Deans.

Así, el Teatro Marquina de Madrid nos sorprende con una Natalia, cuyo talento interpretativo está fuera de dudas, cantando en directo con una voz propia de las mejores intérpretes del soul y del jazz femenino. Natalia contará con la presencia y soporte en directo de una banda formada por bajo, batería, saxo, tenor, clarinete y piano (tocado por el propio Miguel Rellán), para, a lo largo de dos actos, poner voz a diez de los temas más emblemáticos de la artista. Del lado escénico, con un texto de lo más ingenioso, Miguel Rellán (Anthony) pondrá el toque de ternura, sensatez e ironía, mientras que Javier Mora (Mickey Deans) acaparará la frialdad, la codicia y el logro de los intereses por encima de todo. Por su parte, Natalia crea un personaje, el de Judy, duro, muy conseguido y trabajado que trasmite el carisma, intensidad, miedos y frustraciones de la gran actriz. La mezcla resulta sublime y el espectáculo dirigido por Eduardo Bazo y Jorge De Juan consigue ser brillante, conjugando las emociones, el glamour con el drama, y bien reconocido por el público.

La escenografía de Ana Garay sitúa la escena en el Hotel Ritz y al sala de conciertos Talk of the Town de Londres, transformándose uno en otro a base de jugar con las luces y dar entrada a la banda de músicos. Vestuario sobresaliente de Yvonne Blake sobre todo cuando sitúa a Judy cantando frente al público y la viste como la estrella que pretende volver a ser.