JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 02/11/2010

De por allí por las antípodas no nos llega mucha gente, y aunque JAMES MCCANN haya sido transplantado, lleva toda la vida en la tierra del Diablo de Tasmania. Trotamundos vocacional, vive en la carretera como cantaba hasta hace poco el viejo roquero parafraseando al nieto del minero asturiano. En su caso más en furgo que autobús por cierto, donde caben apretados los cuatro miembros de su equipo, más apretados y con un frote que se nota en la complicidad del directo (aunque el bajista se fuera en más de una ocasión). Antes que los canguros estuvieron, de un blanco cegador digno de un anuncio de Colón, Billy The Kid y Sus Secuaces, aunque la falta de uno de los secuaces por problemas familiares decantó su concierto hacia una "semibolo" en acústico y con puestos intercambiables; otra manera de escuchar a este grupo que ha añadido teclados a su música.

El antiguo Drone en esta ocasión gira por España (y el mundo) con banda, The Dirty Skirt Band, para presentar su disco 'Bound for the blues'. Edición en vinilo, lógico en un grupo que suena también en analógico, con una crudeza que rememora tanto a una Thalia Zedek como a un Neil Young en crisis de fidelidad. James no juega a héroe de la guitarra y da cancha a su gente, sobre todo a la segunda guitarrista Johanna Brockman (no hace falta mencionar su compenetración, tienen dos hijos) que además es de esas mujeres que no llevan la guitarra colgada por estética, sino que sabe muy bien qué hacer con ella. Suenan a ellos y una larga tradición de guitarras innobles e imperfectas, con riffs oxidados y dolientes (¿de Scientists a Dream Sindicate?) y anhelos de llegar ser una banda de culto. Lo son ya. Un Planta Baja casi pleno les agradeció que haya tenido el detalle de recorrer medio mundo, literalmente, para llegar hasta aquí con su rocanrol hecho con sentimiento y ninguna pose, que de estrellitas está este fin de semana lleno.