EDUARDO TÉBAR  |  Granada, 11/01/2010

Fiesta por todo lo alto en la sala Who con un protagonista especial, el infatigable Vicente Mariskal Romero. Mecenas musical en España desde que el rockes rock. El ínclito locutor radiofónico, editor y disquero ya andaba agitando el patio cuando Asfalto y Barón Rojo se dejaban las primeras patillas. Y así se conserva, igual de histriónico y alborotador. "Es un placer volver a una de las ciudades que más apuesta por el rock en nuestro país. La última vez que estuve por aquí fue en 1995. Hacía un programa en Onda Cero y después me fui a enseñarles la Alhambra a Iron Maiden", comentó el fundador del sello Chapa y de publicaciones como Heavy Rock y Kerrang.

¿Los anfitriones de la bacanal? Dos pujantes bandas locales. Primero, el aroma a Hellacopters de Sniper Alley, lanzados por la etiqueta Microsurco. Después, la esperada presentación de '12 cortes', tercer álbum de 5 DUROS. Un trabajo robusto, maduro, sin dobleces. Con la aparición estelar del maestro Morente bien resaltada en la placa y una portada de viñeta al estilo de Máximo Moreno. No en vano, Triana y el rock andaluz nutren al quinteto granadino desde el primer día. Sin embargo, ya superan de largo las influencias obvias que tanto les atosigaron al principio. Su mejor álbum con diferencia abunda en un confortable rock setentero. Trotón, blusero, pero recreativo en desarrollos épicos, whahwhas hendrixianas, teclados bucólicos y olor a vacas en medio del Oeste.

Alfredo Martos tiene una garganta prodigiosa. Y magnetismo con el público femenino, que acaparaba la primera fila bajo la hipnosis producida por sus desgarres vocales, infalibles en un front man castizo, "pecholobo" y con cadena reluciente. Si se suma la impecable labor de las dos guitarras, perfectamente coordinadas y habilidosas en digitación, la ecuación no falla. Varias canciones de '12 cortes' ya cuajan en la audiencia. Ocurre con 'Eres parte de mí', 'Regreso con vida', 'El fin' o 'Fuego y ruido'. Por el momento, 5 Duros inician el año con una amplia gira por la península. Pueden comerse el mundo. Ah, ¿y Mariskal Romero? Acabó improvisando con los músicos, pandereta en mano, una adulterada versión del 'Johnny B . Goode'. Él no se corta.