JUANMA CANTOS  |  Madrid, 25/07/2010

Todo un acierto por parte de Estrella Galicia y la productora Más Galicia el traer a THE PAINS OF BEING PURE AT HEART a un lugar tan, en principio, opuesto, por su sobriedad y barroquismo, como es el Teatro Lara de Madrid, a un grupo tan radiantemente y "a la última" como el neoyorquino. Sus anteriores actuaciones en España (en el Primavera Sound y en el Heineken Music Selector) han hecho de los neoyorquinos un grupo muy seguido por los indies más cool de nuestro país (y, por ende, de los madrileños, que, cómo no, llenaron a reventar el teatro los días que el grupo actuó en la capital). Dos días en los que el quinteto norteamericano salió, en términos taurinos, "por la puerta grande", coreados y casi en volandas, por la legión de "gente guapa" que llenaba el teatro.

Y no es para menos. Lo que hacen The Pains of Being Pure at Heart ni es nuevo ni es original, no, pero supone un soplo de aire fresco muy necesario ante el estancamiento y la reiteración de propuestas -salvo honrosas excepciones- de la última cosecha. Son como una vuelta al origen. Su sonido es heredero, por no decir mimético, de aquellos grupos -evitaré dar nombres por aquello de las suspicacias, pero, innegablemente, de la hornada de shoegazers y noise, principalmente, aunque también del palo más dream e indie-pop- que a finales de los ochenta abrieron una vía de escape distorsionada y cuasi infantil -como mínimo muy naïf- que regresa ahora con fuerza en las guitarras provenientes de Nueva York.

The Pains of Being Pure at Heart recuperan la melodía como unidad básica para conseguir una buena canción, y la adornan, con buen gusto y mejor criterio, con una profusión distorsionada de regusto dulce. Ninguno de sus cinco componentes (en directo) son instrumentistas destacados -y ni falta que hace-, más bien "justitos", pero en conjunto suenan radiantes y, de eso se trata, actuales. ¡Para qué más!

El concierto de la segunda de sus noches en Madrid se hizo corto -no se podía esperar otra cosa de un grupo que cuenta con apenas un cd, un ep y un reciente single- pero, cuanto menos, fue intenso. Abrieron con un Kip Berman a solas con 'Contender', y, a partir de ahí, ya respaldado por su banda al completo -la adictiva Peggy Wang-East (teclado y voz), imagen perfecta de lo que banda quiere trasmitir, unos correctos Alex Naidus (bajo) y Kurt Feldman (batería), y un brillante Christoph Hocheim (segundo guitarra en directo)- ir aumentando la intensidad con temas como 'This Love Is Fucking Right' ó '103', tercera en el set list y con la que el público no pudo quedarse sentado por más tiempo y acompañó, de pie y bailando sin parar, las andanzas de unos jóvenes que, con frescura y elegancia, e incluso con enorme simpatía -esos intentos de Peggy por expresarse en castellano- dejaron auténticos temazos, incluidos en su primer álbum como 'Young Adult Friction', 'A Teenager In Love', 'Come Saturday', o en su ep, como la canción que le da título, 'Higher than the stars', o 'Twins', e incluso nuevos como 'The Heart in your Heartbreak'.

No son un hype más. The Pains of Being Pure at Heart están aquí para quedarse.