JUANJO LÓPEZ  |  Barcelona, 16/11/2011

El director novel norteamericano Brent Green escribe junto a los dos actores (Donna Kozloskie y Michael McGinley) el guión de su primera película 'GRAVITY WAS EVERYWHERE BACK THEN': un retrato surrealista, inteligente y fascinante con el stop-motion como mayor exponente visual.

Proyectada ayer en la sección oficial de largometrajes de ficción de L'Alternativa, 18è Festival de Cinema Independent de Barcelona, se trata de un cuento de marionetas humanas que llegan al amor por accidente. Literalmente. El material está bien rodado y mejor editado. La película funciona como ilusión óptica y hay algo en ella que nos impide mirar hacia otra parte. No sólo rompe con los esquemas visuales clásicos y aceptados como únicos, sino que lo hace satisfaciendo por completo a los sentidos del oído y la vista.

El espectador que no se preste a pagar el peaje del surrealismo se encontrará perdido en mitad de una soberana estupidez. Por el contrario, aquel que supere la barrera disfrutará como un enano con juguetes nuevos. El texto del narrador es incandescente y duele reírse tan a gusto con unos diálogos cuyo punto cómico tienen trabajada hasta la última coma.

'Gravity was everywhere back then' es un collage onírico donde todo puede pasar tal como lo imaginamos y no como lo vemos habitualmente. Una fábula sobre el amor como enfermedad incurable y completamente necesaria. Una "atrapaera", que dirían mis amigos y paisanos.

Las continuas transiciones a negro y los intertítulos pintados ayudan a que el ojo del espectador no rechace el sistema de imágenes propuesto. Todo aparenta ser tan frágil e inestable como las propias relaciones de pareja, surgidas por accidente en la mayoría de los casos.

Si hay un dios, y yo creo que no, estoy seguro que se reiría con esta película y se haría amigo de Brent Green antes de marcarse una ronda de milagros. Si existen los milagros, y yo creo que no, seguro que se manifiestan en forma de películas como esta.