JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 06/10/2011

DANIEL DREXLER es "el otro Drexler", su hermano menor, y que pelea por establecer su propia carrera sin referencias fraternales como la anterior. Lo está consiguiendo con una manera propia de componer y cantar de la que dan buena muestra sus ya cuatro discos. En directo lo podremos escuchar junto a Fran Fernández en La Tertulia de Granada, que acumula material ya para su 'Memoria vocal Vol lI', mañana viernes, 7 de octubre.

- ¿Resignado a vivir a los sombra de ser "el otro Drexler"... o puede que como los Marsalis se vayan dando el relevo?

- Yo creo que el error parte justamente de pensar que esto es una carrera... no pienso en mi trabajo como una progresión aritmética lineal; trato cada día de tener la integridad del primer momento. Visto desde esa perspectiva, nadie está adelante ni atrás de nadie.

- Su templaza y calidez... ¿la da ese "ritmo lento" vital tan propio de los nacidos uruguayos?

- Puede ser, ¿no? Somos gente que se siente lejos de todo y frente al río más ancho del mundo. Eso nos da un trasfondo de alegría-melancólica que aflora hagamos lo que hagamos.

- Una vez me habló de llamarle "templadismo", casi como género musical...

- Bueno, yo no diría género musical, ni siquiera diría movimiento. El templadismo simplemente describe y analiza una realidad en la que varios creadores de una región -la cuenca del Río de la Plata, que abarca partes de dos países grandes (Brasil y Argentina) y un país pequeño en su totalidad (el mío)- tienen puntos de coincidencia estética más o menos amplios en sus respectivas obras. Creo que la región donde vivo funciona como una unidad cultural más allá de las fronteras políticas y de la frontera lingüística entre el español y el portugués brasileño. El tempaldismo es antes que nada, una herramienta de reflexión, de agitación cultural. Estoy contento porque ha funcionado como un catalizador de encuentros, debates, intercambios.

- Pónganos al día al día por favor: Tras 'Vacío'...

- Tras 'Vacío' vino 'Micromundo'. Es un disco sobre los múltiples universos paralelos en que vivo: desde el micromundo de una noche en una discoteca en Estocolmo hasta el de un pequeño jardín urbano en Montevideo. Es el relato del ciclo acelerado de expansión en el que me vi inmerso después (¿y a causa?) de 'Vacío'. 'Micromundo' es -sobre todo- un disco sobre la incertidumbre: en particular sobre la necesidad y la posibilidad cierta de concebir la incertidumbre como fuente de placer vital.

- Sus discos aquí los ha editado la SGAE (Factoría Autor) ¡qué me dice de los líos de su empresa matriz!

- Más que lío de la discográfica, fueron líos de la SGAE. La verdad que no conozco en profundidad lo que pasó. Sólo espero que las cosas se solucionen lo antes posible y que, si algo se hizo mal, se corrija. El derecho de autor es un derecho humano y, en el panorama actual, su existencia es cada vez más importante para que siga habiendo creadores que puedan llevar una vida digna.

- ¿Ser galeno le ayuda a conocer mejor los problemas del alma humana?

- Puede ser. La medicina es una biblioteca del alma humana. Vi muchas cosas, desde atender un parto hasta acompañar un paciente con una enfermedad terminal. No habría vivido un montón de cosas que viví si no hubiese pasado por la medicina.

- Y no me negará que en esto de la música ser otorrino... ¡es jugar con ventaja!

- Sí, la verdad es que, además, como me dediqué a trabajar con audio, me dio conocimientos sobre como funciona la "herramienta". Tanto para el oído como para la voz.

- ¿Para cuándo unos Drexler Brothers como los hubo Allman, Brecker, Warner...?

- Sin ir más lejos, en octubre del año pasado abrimos el festival Otoño Iberoamericano de Huelva con un concierto a dos guitarras. Rara vez pasa un año sin que hagamos algo juntos y cada vez disfrutamos más de la comunicación -en todos los planos- que hay entre nosotros. Es un tesoro, un regalo de la vida que hemos sabido cultivar a lo largo de todos estos años.