EDUARDO TÉBAR  |  Granada, 01/02/2010

Mucho había llovido desde la última vez que CARLOS SEGARRA paseó su Grestch por Granada. En aquella ocasión, acompañado de manera excepcional por la primera formación de Los Rebeldes -¡los del 79!-, con Moisés Sorolla, Aurelio Morata y Emilio Díaz 'Speed'. El pionero del rockabilly en España ya le daba lecciones a Loquillo y dominaba el repertorio de Eddie Cochran a los 16 años. Ahora, después de soplar treinta velas, el catalán publica el cd y dvd conmemorativo 'Noches de luz, días de gas'. Trabajo que resume la constante carrera de uno de los mejores guitarristas y compositores de este país. Alguien que, no lo olvidemos, firmó canciones que resultaron "del verano" en los ochenta y llegó a trabajar al alimón con Lee Rocker y Brian Setzer, de los Straycats. "Cuando el Loco necesita un disco bueno, me pide a mí las canciones", comentó con sorna en aquella visita a la sala La Telonera.

Naturalmente, no estamos en Estados Unidos, pero Carlos Segarra derrocha una coherencia infranqueable en el panorama roquero estatal. Como B. B. King y aquel tema de Miguel Ríos, el barcelonés vive en la carretera. Escuchando por casualidad viejos clásicos de Los Rebeldes en los diales y disfrutando de la cercanía que permiten los conciertos ante no más de cien personas. Así se presentó en Planta Baja, de la mano de su Rock and Roll Club. Un divertimento paralelo sustentado en la sola premisa de tocar sin limitaciones sus piezas favoritas de los cincuenta.

Denodada pachanga, que además sirve de homenaje explícito a sus héroes más frecuentados: Cochran, Elvis, Carl Perkins, Big Joe Turner... La retahíla de joyas del tupé garantizaba el baile y la empatía directa con el público. ¿Acaso existe algo más directo que 'Brand new cadillac', 'Route 66' o 'Suzie Q'? Listo y enciclopédico, Segarra aprovechó el envite para airear su debilidad por los primeros Beatles, los instrumentales de Santo & Johnny o la arquitectura excelsa de Ernie Maresca. También vaciló de su asistencia al estreno en España de John Fogerty. Él asegura que el rocker no tiene fecha de caducidad. Hay que creerle.