Texto y fotos: Juan Jesús García


Carlos Núñez: "No hay músicas puras"

El gaiteiro mayor del reino vuelve a Granada esta vez dentro de la programación de conciertos solidarios de Caja Granada. El hiperactivo vigués ya estuvo en el de Noa soplando la ocarina y anunciando su presenta. Mientras ha publicado 'Almas de Fisterra', un encuentro sonoro con la Bretaña, su música, sus gentes y sus leyendas.

Bretaña ¿por qué?

Galicia y Bretaña tiene en común una cultura milenaria, además de una forma de vida que está ligada al mar; ambas han compartido el destino común de ser los fósiles de una Europa antigua que ya no existe y que conserva un patrimonio que en otras zonas ha desaparecido. Para mí, por razones personales ha sido siempre como 'el país de las maravillas' donde todo es posible. En 'Almas de Fisterra' he unido ambas.

¿Qué le une con Bretaña, además de la música?

Mi vida. Fue una suerte de 'paraíso escondido y descubierto' desde que fui por primera vez con trece años, allí hice muchas cosas nuevas, como tocar con una orquesta, beber la primera Guinnes, no sentirme ningún bicho raro por tocar a gaita y, por su puesto, conocer a los Chieftains.

¿Qué diferencia este disco de los anteriores?

Que es un disco que te atrapa y no te deja. Es como una película fantástica en la que todo está trabajado en base a leyendas o tradiciones perdidas y que me ha llevado mucho tiempo descubrir e interpretar, tres años. Finisterre no es esa postal turística del Caribe: es el fin de la tierra, donde se abre un mar que está vivo y que es un monstruo.

Lo decía porque a 'Os mares libres' fue muy complejo y precisamente 'Mayo longo', el siguiente, era prácticamente, y sin prácticamente pop.

Es que para llegar a uno había necesariamente que pasar por el otro. "A irmanndade das estrelas" y 'Os amores libres'", fueron discos más complicados, de años; para el segundo grabamos en diez países diferentes y con más de ciento cincuenta músicos. En 'Mayo Longo' buscaba la sencillez y la inmediatez de lo más espontáneo. Al principio mi hermano y yo empezamos a pensar en las canciones trabajando con los ordenadores, plasmamos las primeras ideas y yo iba viendo que las piezas eran más sencillas, a veces casi naÏf.

Puso voz a Rosalía de Castro

Fue todo como un divertimento, ya que este disco era más natural. Lo de adaptar a Rosalía surgió cuando estaba buscando material. Encontramos dos letras que nos gustaron: a una le pusimos música mi hermano y yo y la otra la acerqué más hacia el fado.

Cuando habla de su música se le nota casi con mayor vitalidad que cuando la toca.

Es que la música es la vida, y es mi vida. Lo mejor de la música es toda la vida que hay a su alrededor. En una experiencia como preparar éste disco, cada canción o cada melodía es un sentir especial con lo que hay alrededor, una aventura, una etapa de tu vida cargada de vivencias, aprendizajes y descubrimientos, musicales sí, pero también personales. La imagen que prima sobre la música y los músicos empieza a ser la de O.T., con un cantante encerrado en una urna rosa repitiendo mil veces la misma estrofa, eso no es real, la música es mucho más vivo e interesante que eso, es vida .

En este disco hay dos nombres invitados sorprendentes: uno, Jordi Savall y casi obligado el otro: Alan Stivell.

Alan fue casi el inventor de la música celta en Bretaña. Le conocí a través de mi padre en el exilio. Lleva cincuenta años tocando el arpa céltica. El año pasado, una semana antes de lo del Prestige, paseamos juntos por las playas gallegas y descubrimos que tenemos las mismas leyendas, mitos, ciudades sumergidas etc; es todo un personaje capaz de convencerte de que el calendario que tenemos hoy es una chapuza y que el bueno es el calendario lunar. En el caso de Jordi los dos llevábamos mucho tiempo soñando con esto, el descubrió al sonoridad céltica con la viola, me hizo feliz poder trabajar con él por fin, conseguir la pieza definitiva en una iglesia a las tres de la mañana. Son dos momentos que están recogidos en este disco.

Aunque usted toca instrumentos naturales y hasta tan primitivos como la ocarina tampoco desdeña las posibilidades de los ordenadores y la tecnología

La forma de trabajar actual era impensable hace unos años. Internet te permite hacer maravillas: yo le mandé la canción a Roger Hodson a California y a los dos días me la devolvió completa con las voces. Las técnicas de grabación permiten hoy cosas imposibles: ir en barco grabando y componiendo, meternos con espeleólogos en una cueva y grabar una flauta o grabar en un monasterio a media noche. Utilizo la informática de dos formas: una como herramienta para construir y otra para manipular elementos que traemos de la naturaleza. Lanzas un loop, improvisas y luego eliges lo que crees que es válido, y eso que en la música tradicional la improvisación es un elemento extraño.

Hablamos de música tradicional, pero usted la desborda hacia encuentros imposibles.

O no tanto, hay quién coge de todo lo agita y ya está. Mi forma de trabajar no es esa. Cuanto más profundizo en las tradiciones veo que la música nació ya mestiza, que no hay ninguna música pura. Yo trabajo sobre ritmos gallegos que no se habían desarrollado antes simplemente porque mirábamos siempre al norte, a Irlanda, pero tiene puntos en común con muchas otras latitudes.

Se lo decía por su acercamiento al flamenco

La idea salió tocando con músicos irlandeses. Por increíble que parezca ellos me decían que sonaba a flamenco y eso que para mí el flamenco era muy lejano, a partir de ahí me interesé por él, por encontrar puntos de contacto, por ver cómo el flamenco y la música celta se parecen en la parte más antigua. Hay ritmos que son comunes, muñeiras que ellos llevan por ritmo de zapateado, de tanguillo, jotas o foliadas que se escuchan en Andalucía como alegrías o bulerías.

De un tiempo a esta parte los gaiteros son músicos de curso legal, en el pop, rock, electrónica, música comercial y hasta anuncios navideños.

Estoy muy contento de ver lo que ha ocurrido, de esta explosión de gaiteros. Cuando yo empezaba era un tipo raro que tocaba en el malecón de Vigo mientras se llevaba el pop, lo tenía difícil porque no cantaba, eso me decían, ¡y yo lo hacía con la gaita o la flauta! Y de pronto se descubrió que había un público para la música tradicional y para la gaita, entonces se apostó y se hizo por artistas jóvenes, cosa que estaba muy bien, creándose un boum considerable, aunque hay muchos gaiteros importantes y grupos tradicionales que no se han beneficiado de esta situación y siguen siendo casi unos desconocidos.

Usted ha roto las barreras comercial de la música tradicional, pero la mayoría de las muestras folclóricas están subvencionadas ¿Cómo ve esta situación?

El apoyo y las subvenciones son buenas si se dedican a la formación y al futuro, no al beneficio rápido para el político, no al éxito inmediato, es una apuesta a medio y largo plazo.