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Texto y fotos: Eduardo Tébar
Asstrío: 'Electrotodo'
Los conciertos paralelos al Festival Internacional de Jazz de Granada tienen la bendita dicha de traer a la ciudad a músicos que bien podrían ocupar un sitio con letra pequeña en el cartel estelar entre tanta mayúscula. Sobre todo, viendo los que ocurre en certámenes madrileños o cartageneros (¿alguien puede explicar qué pintan Elton John o Rufus Wainwright en estos eventos?), donde el intento de captar público pasa por desvirtuar un género de parroquianos fieles y, en muchos casos, eruditos. Menos mal que aquí el dulce desvarío no pasa de que podamos gozar del ¿blues-man? Wilko Johnson.
En cambio, resulta mucho más acertado el rótulo de 'New Jazz Experience' para situar a Asstrío. Desde luego, su propuesta puede resultar insípida para los puristas, pero convence a la fuerza si se degusta con apetito por la novedad y se contempla más con la cadera que con el cerebro. Los barceloneses habían tocado varias veces en Planta Baja desde su formación hace un lustro. Sus visitas debieron ser rentables porque casi todos los reunidos en el Boogaclub conocían al trío y oían "hablar bien de ellos". No hay promoción más sana que la del boca a boca.
El teclista Arecio Smith, el baterista Santi Serratosa y el guitarrista Santi Careta proceden del ámbito académico, aunque su aprendizaje paralelo estuvo más cerca del rock y del punk. Eso explica que en los bises dejaran a un lado su 'electrojazz' para disfrutar con un popurrí en el que introdujeron famosos pasajes de Ennio Morricone o Isaac Albéniz enlazados con el hammond de John Lord y el rock n' roll surfero de Dick Dale y los Sentinals. Toda una batidora de sonidos que representan enfundados en elegantes trajes oscuros.
El trío aprovecha al máximo los recursos a mano. Con la ayuda de samplers, voces pregrabadas, bajo sintético y pianos eléctricos (Arecio Smith merece la etiqueta de 'hombre-orquesta'), el trío apabulla y le tapa la boca a cualquiera que ponga en duda eso del 'nu-jazz'. Suenan meticulosamente compactos y hasta personales en su discurso 'avant garde'. En el hilo musical de una tienda de moda, su persuasión incitaría a la compra del perfume más caro. Pero en una discoteca otorgan exquisitez al baile.
Presentaron su nuevo disco, 'Desplazamiento', en el que suben los argumentos electrónicos y roquistas. En concierto se complementan con precisión nanométrica, creando una atmósfera de propia de groove insistente sobre la base de unas baterías más duras de lo usual en el jazz, con fraseos limpios de guitarra y el centelleo mágico de unos teclados que más bien parecen una computadora de última generación. Un triángulo perfecto de 'electrojazz' o, si lo prefieren, 'electrotodo'.
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