VALLE  |  San Sebastián, 22/10/2020

A ver... Yo realmente no creo pero sí sé que me gustaría creer. Me refiero a la existencia de las sirenas. Se ha escrito sobre ellas en todas las culturas de todos los continentes durante la Edad Antigua y la Edad Media pero... justo el año que acababa este último período, llegó Cristóbal Colón y fastidió el mito. Apuntó en su diario de navegación que había visto tres sirenas que, sin embargo, no eran tan hermosas como se pintaban y tenían cara de hombre más que de mujer. Claro, según la latitud del astrolabio que aparecía en su cuaderno de bitácora, después se ha podido comprobar que era una zona de manatíes (vacas marinas). Estos mamíferos tienen un hocico que, visto de lejos, parece una prominente nariz y, también, dos patas delanteras que terminan en cinco huesos y se asemejan a nuestros brazos.

Así, con otra odisea (la de Colón), acabó esta leyenda de Homero por más que Hans Christian Andersen quisiera luego resucitarla. Terminó en parte mi ilusión por la existencia de, entre todas, las únicas criaturas mitológicas que son musicales pues, además de ser representadas tocando instrumentos como la lira o la flauta, poseen un canto tan prodigioso que es imposible dejar de escuchar. Esto, al fin y al cabo, define la pasión por la música. La búsqueda. Ese viaje de sonidos por océanos desconocidos al que no puedes renunciar.

Por eso, si LA OREJA DE VAN GOGH me dice en su nuevo álbum que vieron 'Sirenas' por San Sebastián, yo quiero creerlos con todas mis fuerzas porque, junto a esta fantástica canción que nos recuerda un poco a Mecano en sus últimos años, 'Un susurro en la tormenta' tiene diez temas más que, como el canto de las sirenas, no podréis dejar de escuchar y a los que no podéis renunciar. Un disco acertadamente más electrónico que otros de la banda con el que he podido sentir sensaciones únicas como la huída corriendo hacia ninguna parte en la envolvente 'Doblar y comprender', la extraña esperanza que nace gracias al instinto de supervivencia en la reflexiva 'Como un par de girasoles', la desesperación pasional en una emocionante 'Abrázame' o la curiosa introspección en 'Te pareces tanto a mí'.

La Oreja de Van Gogh demuestra, una vez más, su gigantesca capacidad para contar historias, sobre todo, en la intensa y preciosa 'Durante una mirada' que está llamada a ser un gran hit. También, como siempre, vuelven a evidenciar su maestría en crear armonías que te llegan dentro muy rápido, seguramente, gracias a ese aire de cotidianidad que poseen todas sus composiciones. Ejemplos de esto son 'Acantilado', 'Galerna' o '¿Lo ves?', a pesar de que esta última tiene una parte de melodía demasiado parecida o casi igual que la sabinera '19 días y 500 noches'.

Aunque hay alguna pieza rompedora como 'Me voy de fiesta', hablamos de un trabajo dedicado íntegramente a las pasiones del corazón. Así, el tema 'Menos tú', pese a la sorpresa final, es una canción perfecta para bailar abrazado a la persona amada.

En definitiva, 'Un susurro en la tormenta' de La Oreja de Van Gogh podría, sin duda, reforzar la fe de aquellos lunáticos que todavía creen que existe el amor verdadero. A ver... Yo realmente no creo pero sí sé que me gustaría creer.