JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 22/08/2019

La Herradura se escribe con "B", sí, con "b" de blues. Y si Almuñécar inició el verano musical con su propio festival de Blues en su primera edición con Watermelon Slim ("agua de melón flaco", como se autodenomina divertidamente en castellano él mismo) como artista central, ahora la "hermana" Herradura lo despide también en doce compases de cuatro por cuatro. El VI BLUES FESTIVAL LA HERRADURA 2019 tendrá lugar en los jardines del Castillo Carlos III los días 23 y 24 de agosto con la banda de Vicky King, Riverside Blues y Raimundo Amador.

La cantante Vicky King y el guitarrista Fran Pacheco lideran la Vicky King Band que desde Málaga abanderan el género en "Boqueronia". Desde Murcia, llegan tomando el nombre de una pieza de Robert Johnson los Riverside Blues con un sonido muy puro, electroacústico, con reminiscencias de delta, soul y de country.

El dueño de Gerundina clausuró el año pasado la explícita gira 'Gypsy Flamenco Blues Tour' para centrarse en un nuevo trabajo discográfico que rompía una racha de ocho años sin saber nada de él. Fue su hijo (y batería de su grupo en directo) el que le recordó que habían pasado veinte años desde su disco en directo 'Noches de flamenco y blues' que lo encumbró en solitario. Y a tiro de piedra de la sesentena, ha preparado otro en directo, que en vez de ser registrado en la Plaza de Toros de Las Ventas lo ha sido desde el cuarto de estar de su propia casa. Una referencia entregada a plazos del que las revisiones de piezas como 'Blues de Falillo', 'Blues de los niños' y 'Plata o cromo' (con El Langui, que como Concha Buika, Sorderita y hasta su nieta participan) fueron el avance.

Convertido en un mito de la música española por sus discos con Veneno y Pata Negra (los discos, que en directo dejaban mucho que desear), dos grabaciones que abrieron y siguen abriendo espacio para que pasen otros muchos, Raimundo ha sacado nuevamente a pasear a su Gerundina, la querida herramienta de trabajo con la que, asegura, "he criado a mis hijos". Y en La Herradura sonará como siempre acalambrada, mientras su dueño sonreirá con ese rictus de muñeco diabólico tan característico suyo que dejó fascinado a San B.B. King.