JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 12/02/2018

Ni un año sin FLESHTONES, la banda que reconcilia a cualquiera con el disfrute del rock and roll. La irreductible banda neoyorquina vuelve a Granada para recordarnos el sentido más lúdico y gamberro de esta música, que llevan poniendo en práctica desde 1975 nada menos. Los hay que sufren y sufren con una sola nota y muchos pedales, y los que se divierten al máximo contagiado alegría de vivir el rock and roll, a este segundo grupo pertenecen The Fleshtones, y que Dios los bendiga muchos años más por su empeño.

Los de Peter Zaremba (voz, armónica y órgano) y el guitarrista Keith Streng (clónico del periodista José Oneto) están en esto con la misma energía desde que Franco estaba vivo, cuando empezaron a hacer ruido en Brooklyn: 40 años largos de oficio y con el pedal del acelerador insanamente clavado en el fondo como pudimos comprobar en su última visita a la sala Prince. Siguen igual de potentes, enérgicos y vitaminados (aunque las arrugas cuarteen sus rostros) que cuando frecuentaban el KGB neoyorquino junto a unos imberbes Ramones. Consiguieron erigirse en todo un icono de su generación, aunque su alcance nunca terminó de tener tanta repercusión como la que tal vez sí disfrutaron otros compañeros como los Fuzztones o la familia Ramone. A su colección de veinte álbumes han añadido recientemente uno más: 'The Band Drinks For Free' (que lo sepan en el Plantabaja hoy lunes 12, 22h), excusa más que suficiente para volver a seguir tocando por el mundo. Y es que su seña de identidad más importante es el incansable directo que gastan, en el que cabe de todo y que (como Tricicle en algún espectáculo) singularmente suele terminar con el grupo en la puerta de la sala a la salida agradeciendo a los espectadores su asistencia. La juventud eterna existe.