MIGUEL LOPOTT  |  Madrid, 02/10/2011

Con un gran despliegue mediático, un increíble marketing y una mejor promoción, 'THE HOLE' toma el espacio de un Teatro Häagen-Dazs Calderón de Madrid, habilitado en esta ocasión para dar cabida a un espectáculo de cabaret donde se prescinde de la butaca en favor de la mesa y el atún rojo con champán.

Lo que pretende ser un espectáculo canalla a la altura de una ciudad que presume de noctámbula se queda en una mediocre exposición de números circenses de cuestionable dificultad, un burlesque de medio pelo con una reina defenestrada (Vinila Von Bismark, que no logra cuajar ni en el mundo de la música ni en el del teatro, aunque tesón en esta obra no le falta en su intento de dar vida a la pícara "ama de llaves"), un humor paupérrimo, una música trasnochada, una coreografía básica y un erotismo apagado. Paco León sigue siendo "el Luisma" y no consigue cambiar de registro para meterse en un papel del maestro de ceremonias provocador, inteligente, agresivo, simpático que esperábamos.

Pero todo no iba a ser de poco mérito, así el vestuario de Nicolas Vaudelet destaca sobremanera dando su personal toque glam con el que impregna cada personaje; el espacio escénico de Miguel Braydap resulta funcional, siendo muy visuales y atrayentes los impactantes labios que sitúa sobre las tablas, y, por último, la interpretación de los mayordomos que resuelven positivamente tanto su actuación como sus voces siempre bien situadas.

Podemos felicitar a Secun de la Rosa por su éxito en 'Aída' y no cuestionamos su buen hacer, pero ya sabemos que hasta el mejor escribano echa un borrón y este es su borrón. Desde luego 'The Hole' merece una revisión. Sin risas, magia, diversión y entretenimiento este cabaret no tiene razón de ser.