JUAN JESÚS GARCÍA  |  Granada, 17/07/2017

El saxofonista norteamericano CHARLES LLOYD, con más de cincuenta años de carrera, está considerado uno de los herederos musicales de John Coltrane, al que superó en popularidad en los años sesenta. Lloyd cultiva una música con un aire más espiritual que le convirtió en un mito en la California del Flower Power.

Charles Lloyd (Memphis, 1938) siempre ha sido una de las voces más libres de la cultura afroamericana y fue el que rompió la barrera del jazz con el rock, haciendo conciertos con Jimi Hendrix, Janis Joplin, The Doors, Cream, Grateful Dead, Jefferson Airplane, Beach Boys... y el primero que consiguió cifras de ventas millonarias para sus discos (los dos en directo en el Festival de Monterey y el Fillmore). Formó parte de la escena musical más inquieta de los sesenta y apadrinó a numerosos jóvenes que como Keith Jarrett, Jack DeJohnette o Michel Petrucciani, luego fueron grandes superestrellas.

Conserva una memoria privilegiada y vive también en consonancia con su tiempo: gusta de navegar por Internet y usar el email. Nadie como él para merecer la medalla del festival de Granada y dejar su huella en el bulevar del jazz sexitano.

- En una entrevista con IDEAL, cuando vino hace de hace siete años, dijo que el saxo se expresaba como la voz humana, pero la voz se usa con idiomas... ¿la música es el idioma universal?

- Sí, la música es un lenguaje universal. Puede expresar las emociones más profundas e ir directo al corazón sin palabras. La música es también un puente hermoso y unificador entre las culturas.

- En cuanto a usted, cuando pienso en sus últimos conciertos aquí, tengo la impresión de que prefiere una "voz" íntima, cálida y cercana, ¿no?

- Soy del Sur y me gusta el calor. Una comunicación cálida a través de la música es siempre lo más importante para mí.

- Recuerdo también otras palabras suyas que en la vida "se sentía como un principiante", ¿esa frase es una forma de vivir?

- Me estoy acercando a mis ochenta años. Muchos de mis héroes murieron antes de que tuvieran 40. Cuanto más viejo voy siendo, menos sé y menos tiempo me queda para aprender. ¿Es una filosofía? ¿Es una forma de ser? Trato de acercarme a todo con una mente abierta, una mente de principiante.

- Usted formó parte de la mitificada escena de la Costa Oeste en los años de sesenta... ¿está demasiado sobrevalorada aquella escena o ciertamente se sentaron muchas bases de la cultura actual?

- Había mucho que hacer a finales de los 60 en la Costa Oeste, especialmente en el área de la bahía de San Francisco. El auditorio de Fillmore era un foro abierto para muchos y muy diversos grupos. Yo fui el primer músico de jazz invitado y luego otros siguieron. Los jóvenes de hoy miran ansiosamente hacia los años sesenta, y tratan de emularlo. Pero también estábamos muy involucrados en la expresión de nuestras ideas políticas y sociales.

- Me fijo a su lado izquierdo en el escenario y veo... Jarrett, Petruciani, Jason Moran, Gerald Clayton... ¿Los pianistas suyos siempre tienen que ser superlativos?

- He sido bendecido por haber tenido muchos grandes pianistas queriendo tocar conmigo. En Memphis el gran maestro Phineas Newborn fue mi maestro y mentor. Él plantó la semilla del piano en mí. Esto vino a florecer con tantos grandes pianistas con los que he tocado: Herbie Hancock, Keith Jarrett, Michel Petrucciani, Bobo Stenson, la bella Geri Allen, a quien extrañaré mucho, Brad Mehldau, Jason Moran y en los últimos años Gerald Clayton interpreta conmigo cuando Jason tiene un horario ocupado.

- Y ahora miro detrás y... ¿Reuben Rogers y Eric Harland, con los que lleva ya muchos años? ¿La sección rítmica también tiene que ser absolutamente de confianza?

- Muy importante. Necesitamos una base sólida y la confianza mutua entre todos para poder tocar y crear sin estar pendiente de otros asuntos.

- Le puso el título de uno de los discos de una canción de Silvio Rodríguez. Mientras que el jazz cubano es un género en sí mismo, usted acude al cancionero popular, ¿por qué?

- Cuando te gusta la música, te encantan muchas cosas, y me quedé fascinado por su hermosa melodía y por el sentimiento en esa canción. También me atraen las canciones tradicionales de otras muchas culturas, pero concretamente la sublime delicadeza de 'Rabo de nube' me absorbió completamente.

- Efectivamente, hizo discos orientales, en tono greco-mediterráneo y también se fijó en el folclore hispanoamericano con 'La Llorona'. ¿Que llama la atención de estas músicas?

- Pues me pasó casi lo mismo que con Silvio Rodríguez, un flechazo, cuando oí a Chavela Vargas cantar 'La Llorona'... esa mujer me ganó por esa canción. Busqué la letra incluso para poder comprender el significado tan trágico que me sugería.

- ¿Le siguen llevando copias de 'Forest Flower' y 'Love-in' 50 años después para firmar?

- Es increíble, pero aparece gente en todos los conciertos que doy por el mundo con discos como 'Dream Weaver', que fue el primero que grabé, y por supuesto 'Forest Flower', 'Love In' y 'Flowering'. Son discos eternos, para mí y para la memoria de muchas personas.

- Vuelve a Granada por tercera vez, no sé si ha tenido tiempo de visitarnos con tranquilidad, ¿es ahora la oportunidad? Se lo digo porque nuestra costa es muy "Big Sur", montaña y mar...

- Me dejaron un tiempo la primera vez que visité Granada y el día después del concierto tuve la oportunidad de visitar la Alhambra, ¿qué puedo decir sobre ese monumento mágico? Necesitaba volver a verlo de nuevo y un día, hace un par de años, yo estaba en Almuñécar con mi esposa y vinimos unos días antes para repetir. Es un lugar conmovedor que nunca hemos olvidado.