LUISMI OCHOA  |  Jaén, 28/02/2012

Lo puedo decir alto y claro, estamos ante la consagración de un gran director de cine, que ya nos había avisado, y con fuerza, con esa gran cinta llamada 'Hunger'. Grande es el único calificativo que se me ocurre para definir a Steve McQueen, grande porque claramente se ve que él ama al cine por encima de todas las cosas, como refrenda en esta 'SHAME', que -avisando a navegantes- es dura, como la traducción de su título hace prever, "vergüenza".

Vuelve a repetir Michael Fassbender y, si bien en 'Hunger' nos ofrecía un papel en el que su protagonista, Bobby Sands, vivía un drama carcelario, aquí Fassbender y su cuerpo se adueñan de la pantalla de manera irrefrenable, con el personaje de Brandon, ese hombre que parece un triunfador absoluto y con el que viviremos un auténtico descenso a los infiernos, recordando por momentos papeles como el de De Niro en 'Taxi Driver' o el gran Keitel en 'Teniente Corrupto'.

De verdad que me gustaría decir que no se acerquen a verla desde la perspectiva de las escenas subidas de tono que en esta 'Shame' encontrarán, sino que disfruten de cada plano rodado con absoluta exquisitez por este director, llamado a ser uno de los grandes, y que, además de hacernos disfrutar con cada plano de cada segundo, con esos planos-secuencia tan increíbles, firma un excelente guión, completado con una no menos maravillosa secuencia de planos fotográficos.

Las interpretaciones son maravillosas, como demuestran los premios recibidos al gran trabajo de Fassbender; unir a esa actriz con mayúsculas, llamada Carey Mulligan (vaya año), cantando esa 'New York, New York', unida a un plano fijo impagable.

No comentaré nada más sobre ella, para que todos puedan disfrutarla, acercándose sin tapujos y visionando una de las que para mí es una de las mejores películas del año. Repitiendo: Gracias, Sr. McQueen, por regalarnos cine del de verdad, que conmueve y hace que merezca pagar una entrada.