JUANMA CANTOS  |  Madrid, 22/02/2010

Termina una edición de ARCO marcada por el temor de los galeristas a los efectos de la crisis en sus ventas. No fue para tanto, según los datos aportados por los propios profesionales, que aseguran que las ventas se han recuperado respecto al batacazo del 2009. La feria de arte contemporáneo más prestigiosa de nuestro país es un escaparate para las nuevas -y no tan nuevas- obras de artistas contemporáneos de medio mundo y un mercado reservado a billeteras sin problemas con la hipoteca. La mayoría de los que anduvimos por entre los tres pabellones de IFEMA nos tenemos que conformar con echar un vistazo a la ingente variedad de obras que hacen imprescindible la visita.

Como cada año, la diversidad de lo disponible ha sido muy amplia, aunque se ha notado que las galerías han tirado de material de otros años al que no han podido dar salida en ocasiones precedentes. Se observó, asimismo, una gran presencia y peso de la fotografía, que representó un porcentaje muy importante de lo expuesto. Quizá en tiempos como los que corren es más fácil aferrarse a una imagen que apostar por obras menos "evidentes".

Entre lo más destacable, los vinilos troquelados de Carlos Aires en la galería Sandunga, una especie de templo dedicado a los tópicos españoles, lleno de ironía, en el que el artista combina figuras de toros y strippers, realizados en discos de vinilo, seleccionados uno a uno, y en los que el título del propio disco crea una especie de diálogo entre las figuras. El artista los acompaña de cuadros realizados con recortes de billetes de 50 euros con los que recrea letras de canciones de rock.

En cuanto a la fotografía, muy destacable la galería Alex Daniels Reflex de Amsterdam, en la que el visitante podía disfrutar de fotografías en gran formato de artistas como David LaChapelle, Nobuyoshi Araki o Phyllis Galembo, o los retratos trenzados de Dihn Q. Le en la Soshana Wayne Gallery de Los Ángeles, ciudad protagonista de esta edición de ARCO, sin olvidarnos de una de las mejores galerías madrileñas, La Fábrica, en la que nos encontrábamos con fotografías de Francesca Woodman, Gregory Crewson, Shirin Neshat o el misticismo vía Siglo XXI de Marina Abramovic. Sobresaliente.

Los collages fotográficos sobre revistas de moda de Madeleine Berkheimer, 'Study for MMM-Mansions' se podían ver en la MAM Mario Mauroner Contemporary Art de Viena, que también exponía la calavera, a modo de bola de espejos de Bruno Peinado, una de las obras más fotografiadas de la feria junto a los carteles pop de Gómez Bueno en la Siboney o la polémica obra de Eugenio Merino, 'Starway to heaven', expuesta en la galería ADN de Barcelona.

Entre las sorpresas de la feria, la obra de Jorge Pineda, 'In the wood, lies' (en la foto), una madera policromada expuesta en la galería Raquel Ponce de Madrid o la colección de retrovisores con leyendas de Seamus Farrell en la Meesen de Clercq.

La videocreación va asentándose en la muestra, tomando cada vez más presencia y será, sin duda, una de las protagonistas en ediciones venideras. Destacable entre ellas la dedicada a la política española de finales de siglo pasado de Ángel Vergara en la Stella Lohaus Gallery.